Monreal – Cirauqui 42 km
A las cuatro y media de la mañana han salido los primeros peregrinos del albergue, seguramente cansados de la banda sonora con la que nos fuimos a la cama. A las seis empieza la segunda parte del ruiderio de bolsas. Nosotros recogemos todas las cosas y las bajamos a la cocina, queremos preparar nuestras alforjas sin molestar a los que aún están durmiendo.
Nos choca que los peregrinos que están allí hablen en voz alta como si estuvieran en su casa sin importarles lo más mínimo que haya compañeros descansando todavia, Nos dan ganas de llamarles la atención porque son españoles y los entendemos, pero Cris y yo seguimos a lo nuestro en silencio. El colmo de los colmos es ver como una de ellos se prepara los pies pinchándose las ampollas encima de la mesa, poniendo las gasas ensangrentadas donde otros acaban de desayunar y donde otros lo harán después. Ni siquiera se molestan en coger un paño y limpiar sus microbios , baja los pies y a otra cosa mariposa. Cris y yo nos miramos incrédulas.
Aun continúa la fiesta en la calle. Como no hay claridad suficiente buscamos un lugar donde desayunar y el único que encontramos fue el mismo donde habíamos cenado. Un café y algo de bolleria. Nos vamos.
Nos habian aconsejado no seguir el trazado original del camino hasta Tiebas. Son diez km de «singletracks» caminos de cabra cuesta arriba y llenos de roderas y correntones secos. Una trampa para las bicicletas.
Tenemos dos opciones, ir por las pistas del Canal o por la carretera NA-234. Tal y como nos avisó Pvelmor, el acceso a las pistas está cerrado con candados, así es que carreterita para adelante.
No hay apenas tráfico, es llana y a veces con tendencia a bajar, se pedalea de maravilla. Hace fresquito y mis brazos lo agradecen porque están abrasados. Entretenemos la marcha con una animada conversación.
Nos vamos de Enériz conscientes de que a poco más de dos kilometros nos espera uno de los lugares más mágicos de España, un lugar donde Paco ha querido llegar desde el principio, la ermita de Santa María de Eunate. Como buen aficionado a la historia medieval y templaria, le produce muchísima emoción poder pisarla y efectuar el ritual energético, que consiste en dar tres vueltas a la ermita, después entrar en ella y colocarse bajo la clave de su boveda para cargar energías telúricas. Los cuatro hicimos el ritual, uno más crédulos que otros.
No sé si sería por sugestión pero al entrar y colocarme bajo su cúpula un agradable escalofrio recorrió mi espalda, fue como un pinchacito de paz que aun recuerdo. Ni que decir tiene que ver a Paco frente al altar terminando el ritual, me emocionó.
Es tanto el misterio que rodea a su construcción, a sus orígenes y a los muchos elementos arquitectónicos que posee que los expertos no consiguen ponerse de acuerdo ni en lo más básico, quien la construyó.
Lo cierto es que impone su sobria belleza, me hubiera encantado poder disfrutarla en solitario al amanecer (aunque su momento es acabando la tarde) cuando aún no han llegado los turistas ni los peregrinos y su aire está completamente limpio, Me hubiera gustado respirarla, sentirla y de verdad haber podido vivir su magia más inténsamente. Sé que a Paco le hubiera gustado lo mismo.
Lo bueno es que no es una subida muy larga, lo malo es que tiene un desnivel importante. Todos empezamos pedaleando pero enseguida Luis y Cris nos dejan atrás. Pedaleo penosamente y el calor junto a la ausencia de aire tampoco ayuda. Las pulsaciones se me disparan. Tengo que alargar la pedalada puesto que si me bajo ya no me podré subir más. Doscientos metros y pie a tierra. Paco va subiendo lentamente, pero al menos puede pedalear. Cris y Luis ya han desaparecido de nuestra vista. Aunque el Evo es de mucha ayuda, Paco lleva once kilos de peso y quieras o no, eso tira en sitios como este. Ya ha completado más de la mitad cuando decide acompañarme solidariamente en mi empujim. Para arriba vamos, sudando y axfisiados de calor cuando veo que Cristina baja muy decidida. Me pregunto «¿A dónde va está mujé?» Pues viene en mi auxilio. Se monta en mi bici y tira para arriba con ella ¡¡¡¡ OLE!!!!! Menudo sitio ha elegido para probar el EVO. A la joia le cuesta pero sube!!!!!!! Se llevó la bici con todo puesto, cámara incluida, así es que no pude hacer fotos de su gesta. GRACIAS GRACIAS GRACIAS por hacerme más llevadera la situación.
Creo que bajando es como llegamos a Mañeru y lo pasamos sin más. Nos dirigimos hacia Cirauqui y del trayecto tengo vagos recuerdos. Es llegar al pueblo y empezar a empujar todos al unísono por las terribles subidas de sus calles, sobre todo la que nos lleva al centro. Todos empujando, no vimos a ni un sólo ciclista subir pedaleando. ¡¡ QUE HORROR!!
Paramos a tomar una cervecita y allí intentamos reservar albergue.en Lorca, donde habíamos decidido terminar, pero está lleno y le comentan a Paco que la cosa está muy mal de plazas que está todo petado a causa no sólo de los peregrinos sino de una concentración motera. La solución no es otra que quedarnos donde estamos dado que Paco cree que yo ya he tenido bastante por hoy, asi es que llama al albergue y nos confirman las cuatro plazas.
El albergue está bien, limpio y correcto. No dan comidas y son más de las dos de la tarde por lo que nos indican un restaurante donde podemos comer. Lo buscamos sin éxito, tenemos que ir a la parte baja del pueblo. Tras algunas pesquisas y una caminata incómoda cuesta abajo al ir con chanclas logramos que nos sirvan un menú más o menos decente.
Pasamos la tarde enredando por el pueblo y descansando. La verdad es que cada rincón es una postal y su silencio es reparador.
Cenamos en el albergue y he de decir que fue la mejor cena de menu alberguero que tomamos en todo el camino. De primero sopa de espinacas, un poco aguada, pero se dejaba comer y de segundo spaguettis en salsa con albóndigas, buenísimos.
Lo único criticable del albergue es la actitud de su dueña. Desde el primer momento nos puso «peros con las bicis» y a la minima que podía de una manera déspota nos regalaba alguna frasecita para el recuerdo. En la cena llegó su cenit. Nos explicó el por qué no queria bicis en su albergue, en principio unos motivos más que razonables, no tiene un sitio aparte donde poder guardarlas y cuando son muchas es un problema. Eso lo comprendimos pero sus otras justificaciones, no. Dijo que los ciclistas llegan muy tarde y exigiendo lo que no pagan. Habrá de todo por esos caminos, pero no es para generalizar de esa manera. Nos dijo que ella lo que quería eran los jubilados o prejubilados alemanes o extranjeros, que llegan y se marchan en silencio, sin protestar ni exigir … pues muy bien … ya sabemos que lo que quieres es hacer y deshacer lo que te dé la gana y que nadie te pida responsabilidades ni explicaciones .. en fin, fue como decirnos «nos estorbais» . No penseis que discutimos, sólo fue intercambio de opiniones, pero es que ella siempre quería llevarse el gato al agua y en la vida hay que escuchar todas las partes como hicimos con ella, quitando ese desencuentro, lo demás todo perfecto.
Se apaga la luz, suenan ronquidos