Hospital de Órbigo – Rabanal del Camino 40 km
Todavía me parece mentira que nuestro despertador fuera el primero en sonar en el albergue. A las seis y media de la mañana nadie se ha levantado. No sé si es que tenemos los chackras energizados y en perfecta conjunción con el universo o que el vino o los hierbajos de después de la cena los ha dejado totalmente relajados. Intentando hacer el menor ruido posible sacamos todas las cosas a la zona de estar para no molestar. Los demás también empiezan a ponerse en pie.
Mientras colocamos las cosas salen los dos samoanos y la americana, desayunan y se van. Primero uno de los chicos y después los otros dos, no han dicho ni pio en todo el rato y se marchan sin decir ni adios. Algo raro ha debido de pasar durante la noche. Nosotros hemos dormido placidamente. No sé que mosca les ha picado. No sabemos si es que a Paco le ha dado un ataque de ronquitis cervecera y yo le he acompañado o es que nuestro despertador les ha traido de vuelta de los brazos de Morfeo con una buena resaca. En fin, que lleven buen camino.
Desayunamos tranquilamente en espera de la luz del día. A las ocho de la mañana ya estamos saliendo. Seguimos las indicaciones de Mincho para encontrar las flechas amarillas, evitando tener que dar un rodeo por el pueblo.
Tenemos dos opciones, ir por el trazado original que discurre al lado de la carretera o a través de una zona agraria lejos del tráfico. Optamos por la segunda. Esta alternativa es más tranquila pero al principio el firme del camino no es nada amable, tiene muchas piedras grandes y sueltas, mucha gravilla y varias regueras un poco profundas que a mi me hacen poner pie a tierra para pasarlas.
Sin novedad llegamos a Villares de Orbigo y a Santibañez de Valdeiglesias
Astorga se divisa desde lo alto, está a unos cinco km de distancia. Recuerdo que la primera parte de la bajada hasta San Justo de la Vega es a través de una calzada empedrada por la que suben coches hacia el mirador. Hay que bajar con prudencia por ese motivo.
Atravesamos las vías del tren y llegamos a Asturica Augusta antiguo lugar estratégico de gran importancia donde confluyen dos de las calzadas romanas más importantes, la Vía de la Plata y la Vía Trajana.



Salimos de Astorga venciendo la tentación que nos ofrecen la infinidad de pastelerias y confiterias que hay por todas sus calles, hojaldres, mantecados, chocolates etc se muestran en los escaparates de una manera muy atractiva.
Nos esperan rectas interminables pero con buen pavimento. Llegamos a Murias de Rechivaldo y partir de aquí vamos en ligero ascenso. El camino discurre paralelo a la carretera LE-142


Siempre había escuchado que la subida a la Cruz de Ferro empezaba en Rabanal, pero lo cierto es que empieza en El Ganso o como muy tarde en el cruce que hay después del pueblo, el cruce a Rabanal Viejo. A partir de ahí continuamos por carretera con dos italianos (padre e hija) y un argentino con los que venimos coincidiendo desde hace días (ellos siempre por la ctra).
La cuesta verdaderamente pica y el desnivel se nota, a mi me daba la sensación de que la rueda se me agarraba más de la cuenta al asfalto, la verdad es que no sé si era por la flojera del calor o porque mis piernas no dan para mucho, pero lo cierto es que para quienes quieren enfrentar la cruz de Ferro sin parar en Rabanal han de tener en cuenta estos km anteriores.
Mientras subía me acordaba de Tomás bicigrino y le daba las gracias en voz alta por sus consejos ya que por como llevábamos el horario y la temperatura lo mejor era parar en el albergue de Isabel.
Empapados en sudor entramos en Rabanal del Camino









